Los premios deportivos que otorga el Club Atlético Cuéllar, en colaboración con elAyuntamiento, reconocen méritos y son festivos, pero no regalan. Supongo que como todos. No regalan porque corresponden al esfuerzo, a la motivación e ilusión que los galardonados, ponen día a día en favor de su satisfacción personal y entretenimiento del público en general. A veces en situaciones difíciles, como puede ocurrir en los entrenamientos de invierno. Pero también sirven para poner de manifiesto el afán de la parte menos reconocida en la práctica deportiva. Todos los deportistas, premiados o no, son responsables en gran parte de su propio rendimiento. Recogen, generalmente de forma directa y en virtud de sus propias expectativas, los resultados de su trabajo; pero también se benefician de la labor de otros, que no participan de la complacencia de la competición. Sin éstos, no sería posible realizar ningún tipo de evento que satisfaga las aspiraciones de los atletas. Me refiero a todas aquellas personas, que agrupadas en cargos directivos, disponen de los medios, tanto desde un punto de vista económico como humano, que rodean al deportista. Sin ese otro tipo de esfuerzo, en la mayoría de los casos altruista, no habría premiados, ni la posibilidad de serlo. También a familiares y amigos, fans incondicionales, en ocasiones “entrenadores”, psicólogos, sobre todo en los malos momentos, conductores. A voluntarios que merecen sentirse, aunque sea en una pequeña proporción, parte del éxito individual y colectivo, ya que sin ellos no se darían unas mínimas condiciones de seguridad y comodidad. Y me refiero también a los patrocinadores, que con su aportación económica, por insignificante que pueda parecer, los eventos son posibles. Detrás de un galardonado, que pone todo su talento, hay muchos premiados, a los que hay que cuidar, que han puesto también toda su ilusión.
Fuente: El Adelantado de Segovia
Texto: Ángel Carlos Hernando
