La XXIII edición de la San Silvestre Cuellarana reunió a 393 corredores para disfrutar de un día de fiesta y deporte con buen humor, como demostraron los fieles que no fallan a la cita de cada 31 de diciembre en la villa
Han sido días de frío y mucha niebla en la villa y los cuellaranos lo han tenido complicado para entrenar su San Silvestre, pero en el fondo eso no es lo importante. Lo que de verdad cuenta es participar y compartir la última tarde del año rodeados de deporte. Desde las 17.00 horas, la Plaza Mayor de la villa se convirtió en centro neurálgico de la actividad. Los grupos de amigos, los clubes y decenas de cuellaranos se reunieron en torno al árbol de Navidad y el Ayuntamiento, hasta que a las 18.00 horas efectuaron su salida los participantes en la categoría de menores. Un recorrido adaptado para ellos dio paso a la San Silvestre de categoría absoluta, con algo más de dos kilómetros de distancia, especialmente duros por sus pendientes. Así, las caras de sufrimiento se pudieron ver de nuevo en la calle Parras y, sobre todo, en la calle Santa Cruz, donde los últimos metros se hacen incluso más largos dadas las condiciones. No obstante, el buen humor volvió a reinar, los disfraces, las mascotas y las sonrisas fueron las protagonistas. También lo fueron Eduardo Esteban -ganador por quinto año consecutivo, que completó el recorrido en 6’45”-, Guillermo Riesgo y Hugo Ramos, en la categoría masculina. Las ganadoras en categoría femenina, Ángela García, Marina Muñoz y Alba Sanz. Los veteranos más rápidos fueron Ricardo Sanz, Juan José Muñoz y Ramón García, además de María Carmen Riesgo, Beatriz Sancho y Raquel Acebes. Los mejores atletas de 12 a 16 años fueron Pablo Miguela, Carlos Luego y Raúl Díaz, y las chicas más rápidas, Marina Herguedas, Nekane Santana y Paula Zarzuela.De los menores de 11 años, los ganadores fueron Raúl Martín, Quirce de la Fuente y Mario González, junto a Julia García, Marta Magdaleno y Aroa de Pedro. En total, 393 corredores que celebraron así el fin de 2018.
Fuente: El Adelantado
Texto y fotos: Chantal Núñez
